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sábado, 17 de noviembre de 2012

LA RECUPERACIÓN DE LA COLECCIÓN DE YESOS ANTIGUOS DE LA REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO


Silvia Viana Sánchez
Angeles Solís Parra
Judit Gasca Miramón
Restauradoras
Premio Nacional de Conservación y Restauración de Bienes Culturales 2004

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando posee una de las colecciones de vaciados más antiguas y amplias de Europa. Muchas de las esculturas clásicas  elogiadas a lo largo del tiempo decoran el zaguán, los nichos de la escalera y un espacio cubierto al fondo del patio. Pero la verdadera magnitud de esta colección de esculturas se aprecia en los cientos de vaciados que se guardan en los sótanos y almacenes. Destaca la información y documentación que se conserva de ellos en diferentes archivos y el papel relevante que han jugado en la formación de los artistas durante muchas generaciones. Aquí vieron y dibujaron los artistas españoles obras como el Apolo del Belvedere
, el Heracles Farnese, la Venus de Médici y tantas otras obras de la antigüedad clásica.

Por el papel relevante que esta colección ha tenido en la formación de nuestros artistas e historiadores del arte fue necesario crear un proyecto que atendiese de la forma que merece: a) La catalogación de cada uno de los vaciados como tales y las circunstancias de su ingreso  en la colección de la Academia. b) La restauración de piezas de particular importancia histórica. c) Los montajes museográficos y documentación gráfica de las esculturas. d) La identificación de copias y ejercicios hechos por distintos artistas en sus etapas de formación. e) La documentación histórica.

Los vaciados más antiguos

Los primeros vaciados de escultura clásica que se traen e España en el siglo XVII son los adquiridos por Velázquez por encargo del rey Felipe IV en su segundo viaje a Italia  (España fue uno de los primeros países en procurarse una colección de vaciados). Ya en el siglo XVIII se traslada a España la colección de vaciados que poseía el escultor Felipe de Castro en su estudio de Roma.
Varias de las obras traídas por Velázquez y Castro se encuentran ya expuestas en varios espacios de la Academia.

Los vaciados de Pompeya y Herculano

Carlos III era informado de manera sistemática por su ministro Tanucci sobre los descubrimientos que proseguían en las excavaciones de Pompeya, Herculano y Estabies. Nunca se enviaron a España obras originales salidas en aquellas ciudades sepultadas por el Vesubio, pero es conocido que en cierto momento el propio director del Museo de Porticci, el pintor Camilo Padermi, vino a España acompañando un cargamento de vaciados de las esculturas más sobresalientes de aquellas excavaciones, para mostrárselas al rey. Esta colección pasó posteriormente a la Academia y pertenecen a ella algunas obras ya recuperadas y expuestas en las salas del museo. Una de ellas es el Alejandro a Caballo, que en su momento fue valorada como la joya del Museo napolitano, descubierta cuando Carlos III estaba ya en España. Otra es el Sátiro Ebrio encontrado en la Villa de los Papiros en Herculano, de calidad muy superior a lo que era habitual en las academias de la época.
Las colecciones de Antonio Rafael Mengs

Este pintor de Cámara de la Corte española tuvo interés en la formación de los artistas, a partir del conocimiento de las esculturas antiguas y de los grandes maestros del Renacimiento que él mismo poseía. Por los datos documentales que nos han llegado y las relaciones e inventarios que se conservan, sabemos que tenía una colección en Madrid y otra en Roma. A ellas hay que añadir la adquisición de una importante serie de vaciados traídos de Florencia, entre los que destacan las placas de las Puertas del Paraíso que aún se conservan en la Academia. 
Figuran en la colección de Mengs que posee la Academia, entre otros, el Apolo del Belvedere que fue objeto de los más grandes elogios por Winckelmann, una de las personas que más influyen en la valoración que en el siglo XVIII se hace del arte clásico. Se convierte así el Apolo Belvedere traído a Madrid por Antonio Rafael Mengs en una de las esculturas más estudiadas  y dibujadas de la época. Con este espíritu se incorporaron a la Galería de Vaciados de la Real Academia algunas copias de las más famosas estatuas clásicas de Roma.
El Fauno Rosso del museo Capitolino perteneció a la colección de esculturas que regaló Mengs a Carlos III. La colección de vaciados de este pintor de cámara del rey fue una de las mejores de Roma y tiene obras excepcionales que no se conocieron en España hasta que llegó este importante envío. Muchos artistas formados en la Academia de San Fernando se iniciaron con los vaciados de la Colección de Mengs.
En la colección de Mengs se ha podido estudiar: a) La selección de obras que hizo y las razones que tuvo para ello. b) El transporte a España. c) Las técnicas de modelado y consolidación empleadas por los formadores. d) Las distintas intervenciones que las piezas han sufrido a lo largo de los siglos y hasta la actualidad. e) La trayectoria que estas esculturas han tenido en la colección y en la formación de los artistas.
Modelos de los pensionados de Roma

Formaba parte de las instrucciones que debían seguir los pensionados de Roma la copia de cuadros y esculturas, que eran enviadas sistemáticamente cada año. Muchas veces se trata de copias de tamaño menor que las esculturas antiguas,  hechas en materiales como barro o escayola. La mayoría pertenece a artistas conocidos y en algunos casos aportan información acerca de la obra original, que ha sido estudiada y valorada en cada una de ellas.


Otros vaciados incorporados en el siglo XVIII y XIX

También en el siglo XVIII se incorporan a la colección las Obras de Escultura vaciadas en Yeso que pertenecían a la Real Fábrica de Porcelanas de la China y que, en su momento, debió ser una de las más extensas. Así como los vaciados en yeso traídos del estudio de D. Cosme de Acuña, del Real Gabinete de Historia Natural de Carlos III y los traídos del estudio de Gian Doménico Olivieri, escultor de cámara de Felipe V e impulsor de la Academia desde sus orígenes.

El Museo de Reproducciones Artísticas

Desde mediados del siglo XIX se venía asistiendo a un creciente interés por la formación de colecciones de escultura en la mayoría de los países de Europa.
La formación de este museo y su dirección durante muchos años estuvo vinculada siempre a un académico de Bellas Artes y la colección estrechamente relacionada con la mencionada anteriormente. En algunos casos es posible completar el estudio de ciertas obras a partir de las copias que se enviaron al Museo de Reproducciones Artísticas.





TÉCNICAS DE CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DEL YESO

     
Al inicio del proyecto en marzo de 2001 y ante la falta de documentación y escasez de bibliografía sobre un material tan peculiar como el yeso, se realizan una serie de estudios que comprenden ensayos sobre probetas para el mayor conocimiento del mismo y de los materiales a emplear durante el proceso de restauración.
El criterio seguido a la hora de intervenir en la colección ha permitido llegar al conocimiento tanto histórico, como de técnicas artísticas y materiales encontrados en las diferentes colecciones. Esta diversidad se refleja en las obras tratadas, tanto en las diferentes calidades del yeso empleado, que condicionan a veces el tratamiento, como en las alteraciones y daños que han sufrido a lo largo del tiempo.
El  tratamiento de estas esculturas ha permitido acumular una importante documentación en la que se registra una variada problemática de alteraciones. De este modo se ha podido distinguir la diversa forma de ejecución de los vaciados en los diferentes talleres, e incluso las preferencias de determinados vaciadores conocidos. También ha sido posible la obtención de información sobre los métodos constructivos y la composición físico-química del material, unida a la evolución de las piezas a través del tiempo con una gran cantidad de ejemplos que son ahora imprescindibles para el análisis histórico de los vaciados.
La finalidad del proyecto ha sido la recuperación tanto estética como estructural de las obras que el tiempo ha ido deteriorando. Las intervenciones comienzan por el conocimiento profundo de cada pieza, análisis físico-químicos, planimetrías de lesiones, estado estructural de cada escultura, documentación fotográfica y a partir de aquí la intervención propiamente dicha para la recuperación y estabilización de la obra.

Condiciones de almacenamiento y estado de conservación de la colección

Al iniciar el proyecto de recuperación y restauración de la colección de vaciados, el deteriorado estado de conservación en que fueron encontradas la mayoría de las piezas se debía a los siguientes parámetros:

      Las Condiciones de almacenamiento de las obras

Ubicadas muchas de ellas en sótano con un alto grado de humedad (90 % de HR y 19 0 de temperatura). Éstos valores de humedad y temperatura, al ser absorbidos por el yeso, material altamente higroscópico, en combinación con la suciedad ambiental y con agentes contaminantes (CO2), provocan reacciones químicas adversas en la composición del yeso de la pieza (descohesión, pulverulencia, erosión, disgregación) y favorecen el ataque biológico (hongos).
Esta misma humedad ha provocado deterioros en los enfoscados (cementos, yesos...)  de las paredes de los almacenes en que se guardaba la colección, disgregándolos y depositándolos sobre las piezas, transmitiendo al yeso impurezas que acaban afectando negativamente al yeso.
El alto grado de condensación por humedad también ha provocado que aquellos elementos metálicos que se encontraban en los almacenes, sufrieran reacciones de corrosión, oxidación y dilatación laminar del hierro (estanterías o estructuras metálicas de las piezas), transmitiéndolo por contacto al yeso.
Otras piezas presentaban importantes erosiones causadas por correntías de agua sobre la epidermis de las piezas. El acqua porca deposita impurezas e impregna el yeso provocando tinciones irreversibles además de erosionar toda la superficie.

En otros casos los daños están causados por la cercanía a fuentes de calor (calefacciones o chimeneas). Crean una capa de suciedad  compuesta de negro carbón que afecta estéticamente a la obra.

            Y, finalmente, todas las esculturas presentaban una capa de suciedad en superficie acumulada por el paso del tiempo.

Daños Antropogénicos 

A lo largo de los años, la colección ha sufrido multitud de desplazamientos, derivados de mudanzas y movimientos de las piezas dentro del mismo taller. La mayoría de las veces realizados en condiciones precarias lo que ha provocado, debido a la fragilidad del material, daños estructurales como grietas o fisuras en el yeso, roturas y fracturas.
También la inadecuada manipulación ha ocasionado pérdidas volumétricas, arañazos, rozaduras y manchas grasas de manos. Otros deterioros han sido provocados por el poco aprecio hacia las piezas, ya que el yeso se ha considerado a veces un material de segunda clase. Algunas han sufrido manchas, causadas por aceites naturales, resina de coníferas, materiales bituminosos, barbotinas, ceras coloreadas o restos de jabones, que en la mayoría de los casos  son irreversibles, debido a la fuerte penetración dentro del yeso. Otras han sufrido salpicaduras en superficie, como por ejemplo de  pintura, cemento, cera, yeso, barro, etc. o incluso daños intencionados como la presencia de graffitis, incisiones, etc.


Intervenciones anteriores 

      Las piezas  han sufrido a lo largo de distintas épocas intervenciones, con criterios hoy superados, en las que se han hecho restituciones erróneas, se han aplicado blanqueadores o han sido utilizadas para extraer moldes. En este sentido encontramos piezas:
Blanqueadas en superficie sin eliminar previamente la suciedad y las manchas.
Repintadas, usando pinturas de distinta composición cada capa con el fin de blanquearlas o con la intención de imitar otros materiales (bronce, piedra...) en cuyo caso se utilizaban pátinas creadas con ceras, betún de Judea, resina de coníferas, etc. En muchas de ellas se han encontrado desde dos hasta cinco capas de intervención. Es el caso de los Centauros Furrietti, el Camilo del Capitolio perteneciente a la colección de Mengs, la Nióbide de la colección Velázquez, ... o como en el caso de algunas de las esculturas que decoran la planta baja (Apolo Belvedere, Apoxiomeno, Ariadna...).
Lijado de la superficie para eliminar la suciedad.
Intervenciones radicales e irreversibles, como el añadido o reconstrucción de fragmentos perdidos manipulando para ello el original (devastando o cortando el yeso en la mayoría de los casos) hasta conseguir una superficie plana que facilite la reintegración de la nueva pieza.
Intervenciones sobre piezas fragmentadas, reforzadas toscamente con escayolas de baja calidad, restos de ladrillo, cemento, etc. Rellenando en algunos casos (Sátiro Ebrio) con fragmentos no identificados, posiblemente de otras esculturas. Utilizando como pernos de unión deshechos de hierro (bisagras, clavos, atizadores) o madera, que por un proceso de oxidación en el primer caso, o a causa del ataque de xilófagos en el segundo, han provocado tinciones o debilitado estructuralmente el original.
Fabricación de moldes sobre el original sin una protección adecuada de la superficie y utilizando materiales que han dañado la epidermis del yeso (desmoldeantes, colas, aceites, barbotinas, siliconas grasas...). Estos materiales han sido absorbidos por el yeso dando lugar a coloraciones no propias de la obra ( Puerta del Paraíso del Baptisterio de Florencia ). También se han encontrado restos de barro y cera en entrantes u orificios, para que los moldes no se enganchen al separarlos del original. Con este tipo de intervención sin protección se ha originado la pérdida de volúmenes al llevar a cabo la separación del molde.
Restos de adhesivos de etiquetas, tanto antiguas como modernas, que impregnan y tiñen el yeso y son difíciles de eliminar.




Tratamientos de conservación y restauración aplicados a la colección 

Previo a cualquier tratamiento es fundamental el conocimiento de la obra y sus materiales compositivos mediante estratigrafías, planimetrías de daños, alteraciones y la historiografía de las piezas.
Los parámetros fundamentales de la restauración y conservación de obras de arte pasan necesariamente por tres reglas esenciales: Estabilidad, reversibilidad y legibilidad.
Por ello, el planteamiento inicial para la intervención de la colección, pasó por la realización de análisis fisicoquímicos y  probetas de ensayo con el mismo material para una vez comprobado las propiedades de los productos, utilizarlos en las piezas con las máximas garantías.
El tratamiento comienza con la documentación fotográfica de la obra, donde queda reflejado el estado inicial, y la documentación exhaustiva del estado de conservación donde se registran las lesiones mecánicas, estructurales, fracturas, grietas, pérdidas volumétricas, y la identificación de elementos ajenos a la manufactura de la obra.

Tratamiento de las superficies 

Finalizada la documentación del estado de conservación de la obra se retiran de la superficie, de forma mecánica, los elementos que el paso del tiempo y las condiciones de almacenamiento han depositado en la epidermis de las piezas. Una vez descubierta la superficie, el análisis químico de otras materias ajenas a la manufactura original (pastas semiorgánicas como arcillas amalgamadas con colas orgánicas, restos de desmoldeante oxidados (grasas y jabones), ceras, yesos, cementos, escayolas, repintes, manchas, ...), así como de la propia morfología del yeso nos da la información necesaria para su eliminación.
El inicio de los procesos de restauración pasa por la realización de probetas para efectuar una estadística de resultados del funcionamiento de los materiales  a emplear, centrándonos sobre todo  en los resultados físicos y químicos. Resueltos los problemas estructurales de las obras y haciendo una selección de materiales compatibles con los valores físicos de las obras, falta por solucionar un grave problema: la alteración de la dermis de las obras. Por un lado irregularidades químicas que estos materiales ajenos han provocado y por otro el cromatismo original oculto bajo una capa de depósitos de materiales que forman concreciones impidiendo la visualización  y alterando del color original del yeso, con el que fueron creadas.
En la mayor parte de las piezas encontramos restos de arcilla procedentes de desmoldeantes antiguos, que colorean las superficies desvirtuando la intencionalidad inicial, (el blanco del yeso).
Mas grave son las manchas provocadas por un compuesto muy utilizado  en los talleres de vaciados en general (aceite de linaza, resina de conífera, ceras y betún rico en hopanoides) que tras examinar estratigráficamente ha penetrado micras en el interior del yeso, en muchos casos de forma irreversible.
Otra serie de piezas mayoritariamente pertenecientes a la Colección Velázquez se encuentran repintadas, en algunos casos desde 3 a 5 capas diferentes. Un estudio exhaustivo de estos materiales mediante análisis estratigráfico descarta la intencionalidad original de estas capas, que se eliminan ya que perturban la contemplación de las superficies originales. Los análisis determinan materias relativamente modernas como pinturas plásticas (blanqueantes ópticos a base de blanco de zinc y de titanio), acetato de polivinilo (adhesivo), betún de Judea para igualar pátinas, ceras (hopanoides para cubrir irregularidades y suturar oquedades antes de efectuar los moldes), aceites de linaza, colas orgánicas...
Una vez recuperada la superficie la reintegración volumétrica pasa por el estucado. En este proceso se cubren lesiones de origen mecánico, arañazos, golpes. La reintegración cromática se realiza con pigmentos estables.
·        Dadas las condiciones óptimas de exposición de las obras en cuanto a temperatura, humedad y un ambiente libre de contaminantes, se valora el proceso de protección de las piezas, descartándolo por innecesario y para respetar la materia compositiva.

Intervenciones estructurales 


Para la estabilización estructural de las obras se realizan análisis de daños con planimetrías de lesiones. A partir de aquí se efectúa la intervención eliminando tensiones y trasladando los puntos de apoyo a zonas seguras.
Para llevar a cabo esta operación elegimos materiales reversibles y con unas condiciones físico-químicas que se puedan adaptar a las condiciones de la obra.
Sólo se realizan las reintegraciones volumétricas necesarias para asegurar la estabilidad física de la pieza, una vez seleccionadas las materias inocuas  y estables adecuadas a cada obra.


El fin de todo tratamiento de restauración es prolongar la vida de la obra, frenando el proceso de degradación que produce tanto el envejecimiento de sus materiales, como el efecto que agentes externos (contaminación, humedad relativa, temperatura, agentes biológicos…) ejercen sobre la misma.

Los criterios generales de intervención en materia de conservación-restauración sobre la obra se basan en:
La estabilidad y resistencia de los materiales utilizados en el proceso,
La legibilidad estética del conjunto de la pieza, descartando la falsificación,
Y la reversibilidad que garantice siempre la devolución del aspecto original de la obra. Los materiales utilizados deben ser siempre fácilmente reemplazables.
La restauración pretende recuperar la unidad estética, deteniendo el proceso de deterioro.
El trabajo comprende, además del proceso de restauración en sí, labores de documentación fotográfica, toma de muestras, determinación de materiales, análisis químicos y redacción de un informe detallado de todo el proceso desarrollado.